Tras graduarme en la universidad, tenía un fuerte deseo de viajar y conocer otras culturas. Enseñar inglés me dio esa oportunidad y pasé en Corea dos años que me cambiaron la vida. Mudarme a Toronto era, inicialmente, una situación temporal: terminar el CELTA y volver al extranjero. Rápidamente me di cuenta de que no sería tan fácil dejar esta hermosa ciudad. Durante el último año, muchos estudiantes han expresado sentimientos similares. Toronto es una de las ciudades más multiculturales del mundo; ir en metro por la mañana es una prueba de ello, y proporciona una pequeña visión más allá de las fronteras y los colores de un mapamundi. Siempre hay algo que estimula la vista o provoca el pensamiento: la vista desde la Torre CN ofrece una perspectiva única de la expansión urbana, mientras que los graffitis diseminados por el centro ponen de relieve la importancia del arte en la ciudad. EC Toronto es único en el sentido de que se forman relaciones sólidas entre profesores y alumnos, y el enfoque centrado en el alumno hace que las clases sean interactivas y agradables. Los amigos, las risas y las experiencias dejarán huellas imborrables.

Los idiomas siempre han sido una pasión personal para mí y ahora tengo el placer de compartir esa pasión con estudiantes de todo el mundo. Yo misma soy trilingüe y he vivido en el extranjero durante más de 10 años, por lo que aprecio profundamente las ventajas que conlleva conocer una lengua adicional e intento utilizar esa experiencia personal para ilustrar a mis alumnos. No sabes lo asombroso que es formar parte de la ayuda a un alumno para que adquiera nuevas destrezas lingüísticas sabiendo que esas destrezas le abrirán puertas y mejorarán su capacidad de comunicación en general. El entorno de trabajo me anima a dar lo mejor de mí misma y siento una auténtica camaradería con mis compañeros. Trabajamos en equipo para mejorar el ambiente de aprendizaje de los alumnos, compartiendo conceptos, ideas y técnicas de enseñanza.

Si te paras en la esquina de las calles Eglinton y Yonge de Toronto, puedes oler las salchichas que se cuecen en los carritos de los vendedores, sentir la energía de la ciudad y oír idiomas de todos los continentes del mundo. Volví a Canadá tras diez años enseñando y aprendiendo en el extranjero y descubrí que muchas cosas habían cambiado. Toronto es un lugar estupendo para vivir y trabajar si te gusta vivir en la encrucijada de tantas culturas y actividades diferentes. Siempre me he considerado afortunada por haber encontrado una carrera en la enseñanza de idiomas. Me ha brindado la oportunidad de visitar lugares que nunca pensé que vería y de trabajar con gente realmente increíble. Tras varios años en Taiwán, Corea y China continental, me daba un poco de miedo volver a Canadá. No tenía por qué, porque aquí, en EC Toronto, encontré un hogar en el que trabajar con personas comprometidas con la enseñanza y también entre sí, como sólo pueden estarlo los profesionales entregados. La oportunidad de capacitar a las personas proporcionándoles los conocimientos que necesitan para alcanzar mayores logros en sus vidas es satisfactoria y gratificante. Conocer a personas de distintos países y culturas ha sido una experiencia reveladora y creo que este ambiente cosmopolita fomenta la comprensión y la cooperación incluso después de que los estudiantes regresen a sus hogares. En general, la gente, el entorno y la gran energía de Toronto lo convierten en un lugar ideal para que personas de todo el mundo se conozcan y crezcan juntas.